Existen personajes mitológicos que parecen cobrar vida propia e ir inspirando distintas imágenes e interpretaciones, trascendiendo a su contexto y época, para convertirse más bien en símbolos universales. Uno de ellos es claramente la figura de Antígona pues, como nos dice Alenka Zupan?i? en este estremecedor ensayo: «Probablemente no hay texto clásico que haya inspirado más interpretaciones, atención crítica y respuestas creativas que Antígona de Sófocles».
En Que se pudran. El paralaje de Antígona, Zupan?i? hace una lectura contemporánea de temas fundamentales como la violencia, los ritos funerarios y la «no muerte» que se produce cuando no se llevan a cabo adecuadamente, así como la relación entre el apego a las leyes no escritas, contrapuestas con las leyes del Estado, en particular con la relación incestuosa simbólica entre Antígona y su hermano Polinices. Ello porque en la obra ella misma afirma que si se tratara de sus hijos o su marido a quienes se les negara la sepultura, los dejaría pudrirse y no se propondría desafiar el decreto del Estado.
En esta fascinante relectura de la tragedia clásica, Zupan?i? nos revela la enorme vigencia de Antígona como símbolo de perseverancia frente a un orden en descomposición, obteniendo finalmente la redención que le está reservada únicamente a los personajes mitológicos y literarios más memorables: la de volver a cobrar vida cada vez que lectores de lugares y épocas muy distintas vuelven a evocarlos mediante la lectura de sus atemporales gestas.