De repente un toquido en la puerta hilvana un cúmulo de historias, personajes entrañables y situaciones hilarantes y al mismo tiempo desconcertantes que caracterizan a los breves pero contundentes relatos de Etgar Keret. Llenos de humor, tristeza, compasión, pero sobre todo de un gran sentido del absurdo de la vida, los cuentos que componen este libro, considerado su trabajo más maduro hasta ahora, han confirmado a su autor como uno de los escritores más originales de su generación. Un pez-genio capaz de conceder deseos, un agujero que conduce a una dimensión desconocida en la que podemos vivir con las mentiras que contamos, un hombre capaz de saber y decir por anticipado exactamente lo que uno dirá tres segundos después, uno más que de tan aburrido se sienta todos los días en un café y se hace pasar por alguien que no es, una malograda fiesta sorpresa a la que asisten tan sólo tres personas que ni siquiera conocen bien al festejado, una empresa que vende buen clima todo el año, niños berrinchudos pero a la vez nobles y muy bien educados, hombres neuróticos, mujeres posesivas y solitarias, gente prejuiciosa, otros que sólo piensan en hacer dinero… toda una extraña pero muy familiar fauna a través de la cual el autor satisface los deseos no sólo de sus lectores sino incluso de sus mismos personajes, que en uno de sus cuentos, le piden a un tal Keret, a punta de pistola, que les cuente una buena historia, «no cualquier historia, sino una verdaderamente buena». Y cuando éste está a punto de hacerlo… alguien más da, de repente, un toquido en la puerta.
¿Qué harías si la chica de tus sueños, con la que tienes una relación increíble y de la que estás perdidamente enamorado, te confiesa que por las noches se convierte en un tipo gordo y calvo al que le encanta ver el futbol y tomar cerveza? ¿O si después de alarmarte por su conducta sospechosa descubrieras que el gran secreto de tu mujer es que montó una gasolinera en el jardín de tu casa sin avisarte? ¿Y si tus padres tuvieran una extraña enfermedad que ocasionara que cada centímetro que creces los encoge en la misma proporción? Estos son algunos de los dilemas a los que se enfrentan los personajes del Mundo Keret, un lugar en donde están presentes los rasgos familiares de nuestra vida cotidiana, acompañados por elementos fantásticos, que parecen adivinar nuestros más secretos temores y deseos.
Los treinta y cuatro cuentos que componen este libro retratan una realidad que parece haber encontrado su equilibrio en el violento caos de lo disfuncional. Keret encuentra en los hechos más nimios de la existencia el material para contar sus historias, y el resultado es una escritura directa, que nos hace reír sin parar, a partir de situaciones crudas y trágicas. Un hombre sin cabeza es una muestra más de las razones que han consagrado a Etgar Keret como uno de los escritores contemporáneos más populares a nivel mundial.
En su libro de cuentos más osado y sorprendente hasta la fecha, Etgar Keret sigue deslumbrando por su capacidad para crear vínculos de empatía ante las situaciones más disparatadas. En el relato que le da título al volumen, un hombre al que ha dejado su mujer, cuyo hijo le ha dicho que es un cero a la izquierda y a quien incluso su obeso gato ha abandonado, es conminado por el dueño del circo en el que trabaja a sustituir al hombre bala. Ignorando las advertencias de los payasos que ante el delirio del público lo invitan a reflexionar sobre los peligros que aquejan semejante profesión, el hombre se mete a trompicones en el cañón y sale disparado muy fuera del blanco hasta hacer un boquete en la carpa del circo. Vuela y mira su ciudad, su mundo y a todos aquellos que lo han abandonado desde las alturas, y encuentra ahí su nueva vocación.
Keret es un escritor todoterreno que puede fabricar una tensión digna de la mejor tradición del cuento corto, lo mismo a partir de un niño que quiere llevarse la caja registradora de una juguetería como regalo («escoge lo que tú quieras», le dijo el padre), o imaginar un Estados Unidos distópico en donde Donald Trump se reelige para un tercer mandato. Con el ejército diezmado por una cruenta guerra contra México, el presidente norteamericano recurre a un perverso juego estilo Pokemón para reclutar niños y adolescentes que se convierten en mortíferos soldados.
Cuando Etgar Keret realizaba el servicio militar obligatorio en su natal Israel, la trágica muerte de su mejor amigo cambió su vida. Una de las consecuencias más radicales que tuvo aquel acontecimiento es precisamente este libro. Escrito cuando el autor tenía apenas veinte años, Tuberías exhibe el talento portentoso del cuentista israelí de una forma distinta a sus obras posteriores. A través de las páginas de ésta, su primera colección de relatos, vemos la rabia y el desconcierto de un joven que, como muchos en aquel país, debió enfrentarse a la idea de la muerte de forma intempestiva y violenta. Keret encontró en la literatura una autopista para la catarsis. A través de ella desahogó el poder de su mente como una presa libera su carga al abrir la compuerta metálica que la sujeta. Tuberías cautivó a los lectores y a la crítica desde su aparición, tras la cual sus cuentos no han parado de ganar adeptos que ya se cuentan por millones en las más de veinte lenguas a las que su obra ha sido traducida.
Dice Edgar Allan Poe en su Marginalia que «La imaginación pura elige, tanto de la belleza como de la deformidad». Keret ha logrado hacer de esa zona intersticial entre lo bello y lo deforme un territorio inagotable. La magia keretiana consiste en ofrecer una versión absolutamente trastocada de la realidad y no obstante conseguir que sus personajes y las situaciones a las que se enfrentan tengan una resonancia íntima en nuestros propios miedos, deseos, pequeños placeres, motivos soterrados.
Un soldado que por deporte atropella a un anciano en Gaza (y se defiende diciendo «No he atropellado a ninguna persona, he atropellado a un árabe»), un gueshternaj que llora de felicidad porque por fin se ha podido alimentar de un sueño feliz, un hombre que compra un libro que cumple su promesa de explicar el sentido de la vida por 19.99 shékels, otro más al que se le quiebra inesperadamente la vida después de que la plaga de los primogénitos azota a su población, y un hombre más que accede al cielo de los inadaptados a través de una tubería que configura un bucle mágico que le permite desaparecer, son sólo algunos ejemplos de la febril imaginación de Etgar Keret, en cuya visión un tanto distópica del mundo encontramos, extrañamente, las herramientas para conmovernos y compadecernos por nuestra especie.
Etgar Keret
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Adrián Pérez Acosta
Etgar Keret
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