¿Cómo afectó el entorno de Manchester/Salford la formación de Joy Division, así como la visión reflejada en la música y en las letras de Ian?
Ian y Stephen eran de Macclesfield, una pequeña localidad basada en la industria de la seda, a unos treinta kilómetros de Manchester, situada en las colinas, a la cual Bernard Sumner y Peter Hook miraban desde Salford como una especie de escape. A finales de la década de 1970, Manchester misma era una ciudad muy en decadencia, con mucho espacio posindustrial: en la música se puede escuchar el ambiente degradado pero de alguna forma abierto.
¿Nos podrías compartir tu perspectiva del concierto de los Sex Pistols en Manchester, en el Free Trade Hall? ¿Cómo fue en realidad, en comparación con el carácter mítico que adquirió posteriormente? ¿Cómo influenció lo que se convertiría en Joy Division?
Yo no estuve ahí, así que todo es a partir de lo que he escuchado. Pero diría que, al igual que muchos de los conciertos de los Sex Pistols en 1976, tuvo un efecto muy estimulante sobre un pequeño pero influyente grupo de gente entusiasta que a partir de ahí se lanzó a comunicarlo. La aparente crudeza de la música de los Sex Pistols permitió a Bernard y a Peter Hook pensar que podían formar una banda, ambición que previamente parecía fuera de su alcance, debido al conocimiento técnico que se requería. El punk no era sobre técnica, sino sobre comunicación.
¿Cuál fue la influencia de Iggy Pop sobre Ian y Joy Division?
La idea y el sonido de lo salvaje.
En el libro Bernard Sumner cuenta que el nombre Joy Division provino de un libro llamado Casa de muñecas, en donde hay un prostíbulo del mismo nombre al que acudían los soldados nazis, y cómo a ellos les pareció «sumamente punk» y un pequeño «váyanse a la chingada», en el sentido de que no era su ideología, pero que sí le estalló en la cara posteriormente. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Ian Curtis y Peter Hook: Joy Division, Trinity Hall, Bristol, 5 de marzo de 1980 (Andrew Davis)
Sí, es un asunto muy complicado. 1976/77 fue la época en que la gente buscaba tanto escandalizar, como volver a examinar lo que había ocurrido en la Segunda Guerra Mundial. El hecho de que Inglaterra había «ganado» la guerra se veía un poco hueco, con la subida del desempleo y los ruinosos suburbios. El remontarse al simbolismo y atrocidades nazis no se veía muy bien cuando se dio el auge de un partido fascista en el Reino Unido, el Frente Nacional, y Joy Division hubo de modificar su postura con cuidado. A finales de 1978 tocaron en un concierto de beneficencia de una organización antifascista, El rock contra el racismo, para dejar en claro dónde estaban sus lealtades.
Nietzsche, Ballard y Burroughs se cuentan entre las influencias literarias de Ian. ¿Crees que están presentes en sus letras?
Sí, y también los rusos: Gogol y Dostoievski. Y Kafka. ¡No son lecturas ligeras!
Fuiste testigo de la evolución musical de Warsaw/Joy Division: ¿crees que ellos —o quien fuera— alguna vez vislumbraron la magnitud y relevancia que su música adquiriría en un periodo tan breve?
No. Me parecieron geniales cuando los vi varias veces en la primavera de 1979, pero en Manchester era una escena muy pequeña, máximo unas doscientas personas. Su nivel de producción y su desarrollo fueron extraordinarios.
Joy Division parecería ser un producto de su lugar y época, pero también tener un carácter etéreo y futurista a la vez. ¿Cómo crees que lograron una combinación tan ecléctica?
Estaban interesados en la tecnología, y fueron guiados por ese camino por Martin Hannett. También, Ian Curtis estaba canalizando vidas anteriores: véase el experimento de hipnosis que Bernard Sumner practicó con él poco antes de su muerte. En mi libro hay un extracto: la transcripción completa se encuentra en la autobiografía de Bernard Sumner.
¿Cuál es tu disco favorito de Joy Division y por qué?
Dependiendo de mi estado de ánimo, cualquiera de los dos primeros discos. Pero mis tres canciones favoritas son:
«Dead Souls»
«Autosuggestion»
«These Days»
Jon Savage